
Una
de las fotografías mostraba el Polo Norte cubierto por la acostumbrada
capa de nubes; la otra, que mostraba la misma zona sin nubes, revelaba
un inmenso agujero donde hubiera debido estar el Polo. El ESSA estaba
lejos de sospechar que sus fotos rutinarias de reconocimiento
atmosférico iban a contribuir a despertar una de las controversias más
sensacionales y célebres de la historia de los OVNIS.
En
el número de junio de 1970 de la revista Flying Saucers, el editor y
ufólogo Ray Palmer reprodujo las fotos del satélite ESSA-7 junto con un
artículo en el que manifestaba que el agujero de la foto era real.
Durante
mucho tiempo, Ray Palmer y otros ufólogos habían creído que la Tierra
es hueca, y que los OVNIS provienen y retornan a una civilización de
seres superiores que está oculta en su interior inexplorado. En 1970,
gracias al apoyo de una fotografía en que aparecía el enorme agujero del
Polo Norte, Palmer pudo por fin asegurar que la super-raza subterránea
existía y probablemente se podía llegar hasta ella a través de los
agujeros de los polos Norte y Sur.
En los números
siguientes de Flying Saucers apoyó su teoría resucitando otra antigua
controversia sobre la "Tierra hueca": la de las famosas expediciones del
vicealmirante Richard E. Byrd a los polos Norte y Sur.

Las famosas
expediciones de Byrd entraron por vez primera en la controversia de la
Tierra hueca cuando varios artículos y libros especialmente Worlds
beyond the Poles (Mundos más allá de los Polos), de Amadeo Giannini
pretendieron que Byrd había en realidad volado no por encima del Polo,
sino hacia dentro de los grandes agujeros que llevan al interior de la
Tierra. Ray Palmer, basándose principalmente en el libro de Giannini,
introdujo esta teoría en el número de diciembre de 1959 de su revista y,
a raíz de ello, mantuvo una voluminosa correspondencia al respecto.
Según
Giannini y Palmer, el vicealmirante Byrd anunció en febrero de 1947,
antes de un supuesto viaje de 2.750 km. a través del Polo Norte: "Me
gustaría ver la tierra más allá del Polo. Esa área más allá del Polo es
el centro del Gran Enigma." Giannini y Palmer decían también que,
durante su supuesto vuelo sobre el Polo Norte en 1947, el vicealmirante
Byrd comunicó por radio que veía debajo de él, no nieve, sino áreas de
tierra con montañas, bosques, vegetación, lagos y ríos y, entre la
maleza, un extraño animal que parecía un mamut.

Esa tierra, según otras teorías, era la legendaria Ciudad del Arco Iris, cuna de una fabulosa civilización perdida.
Para
Giannini y Palmer, los comentarios atribuidos al vicealmirante Byrd no
hacían más que confirmar lo que ellos habían sospechado siempre: que la
Tierra tiene una forma "extraña" en los Polos, algo parecido a un
"donut", con una depresión que, o bien se hunde muchos kilómetros en las
entrañas de la Tierra, o forma un agujero gigante que pasa a través del
eje de la Tierra, de un polo a otro.
Dado que,
por razones geográficas, es imposible volar 2.750 km. Más allá del Polo
Norte o 3.700 km. Más allá del Polo Sur sin ver agua, es lógico pensar
que el vicealmirante Byrd debe haber volado hacia dentro de las enormes
cavidades convexas de los polos, dentro del Gran Enigma del interior de
la Tierra y que, si hubiera seguido adelante, habría llegado a la base
secreta de los OVNIS que pertenecen a la super-raza oculta, quizás la
legendaria Ciudad del Arco Iris que Byrd habría visto reflejada en el
cielo.
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El
mundo científico no fue inmune a esta teoría: Leonard Euler, un genio
matemático del siglo XVIII dedujo que la Tierra era hueca, que contenía
un sol central y que estaba habitada; y el doctor Edmund Halley,
descubridor del cometa Halley y astrónomo real de Inglaterra en el siglo
XVIII también creía que la Tierra era hueca y albergaba en su interior
tres plantas. Ninguna de estas teorías estaba sustentada
científicamente, pero alternaban con varias obras de ficción sobre el
mismo tema, las más importantes de las cuales eran Las Aventuras de
Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe (1833), en la cual el héroe y su
compañero tienen un terrorífico encuentro con seres del interior de la
Tierra; y el Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne (1864), en la
cual un profesor aventurero, su sobrino y un guía penetran en el
interior de la Tierra a través de un volcán extinguido en Islandia, y
encuentran nuevos cielos, mares y reptiles gigantescos y prehistóricos
que pululan en los bosques.
La creencia en una
Tierra hueca estaba tan extendida que incluso Edgar Rice Burroughs, el
célebre autor de Tarzán, se sintió obligado a escribir Tarzán en las
entrañas de la Tierra (1929), en el que el famoso hijo de la selva va a
Pellucidar, un mundo que se encuentra en la superficie interior de la
Tierra y que está alumbrado por un sol central. La sombra más allá del
tiempo (1936) de H.P.
Lovecraft transportó el
tema a la época actual describiendo una raza antigua y subterránea que
dominó la Tierra hace 150 millones de años y que, desde entonces, en el
refugio de la Tierra interior, ha inventado aviones y vehículos
atómicos, y domina el viaje en el tiempo y la percepción extrasensorial.

Estas
teorías llevaron a recuperar las leyendas de las civilizaciones
"perdidas" de la Atlántida y de Thule, en la creencia de que esta última
se hallaba en el Ártico (no se debe confundir con Dundas, antes Thule,
el enclave esquimal en Groenlandia, que es hoy una base aérea de los
Estados Unidos y centro de comunicaciones). No obstante, se creía
también que otra posible fuente de procedencia de los 0VNIS se hablaba
en la Antártida.
Esta teoría surgió a raíz de la
publicación del convincente libro de John G. Fuller, El viaje
interrumpido (1966), en el que el autor relata la historia de Betty y
Barney Hill, un matrimonio americano que, durante un tratamiento
psiquiátrico debido a un inexplicable periodo de amnesia, recordó bajo
hipnósis que habían sido raptados por extraterrestres, examinados en el
interior de un platillo volador e informados de que los extraterrestres
tenían bases en toda la Tierra, algunas en el fondo del mar y al menos
una en la Antártida.
De este modo, cuando Ray
Palmer publicó su controvertida teoría en 1970, los ufólogos y creyentes
en la Tierra hueca quedaron a la expectativa. ¿Se trataba de las
pruebas concluyentes?
Pero los argumentos que
Palmer aducía se revelaron extremadamente endebles. Todas las
investigaciones llevadas a cabo desde entonces no han logrado confirmar
ninguna de las afirmaciones atribuidas por Giannini y Palmer al
vicealmirante Byrd; ni siquiera se ha confirmado su vuelo sobre el Polo
Norte en febrero de 1947 (lo cierto es que Byrd sobrevoló el Polo Sur en
esa fecha, en el transcurso de la operación High Jump).
Incluso
suponiendo que Byrd hiciera dichos comentarios, es más lógico creer que
"la tierra más allá del Polo" y el "Gran Enigma" son formas de aludir a
las regiones aún inexploradas, más que a continentes escondidos en el
interior de la Tierra, y que el "continente encantado en el cielo" era
únicamente una descripción de un fenómeno corriente en las latitudes
antárticas: una especie de espejismo que trae el reflejo de tierras
lejanas.

Según
Byrd, y de acuerdo con su diario:"Hemos sobrevolado en total unos
25.900 km2 de la Tierra más allá del Polo. Como era de esperar, aunque
resulta decepcionante decirlo, no se observaba ninguna característica
importante más allá del Polo. Sólo el inmenso desierto blanco que cubría
el horizonte." Asimismo, la leyenda sobre la Ciudad del Arco Iris puede
derivar de una mala interpretación de las palabras de Byrd: Podía
haberse llamado la Avenida de los Arco Iris Helados. Al este y al Oeste
se alzaban grandes montañas. Algunas no estaban cubiertas por el hielo;
eran negras como el carbón o de un rojo ladrillo. Otras estaban
cubiertas de hielo por completo. Estas parecían cataratas gigantescas.
Allí donde el sol tocaba sus picos y laderas, la luz se reflejaba en
toda una gama de colores. Había una mezcla de azules, púrpuras y verdes
tal como pocas veces ha visto el hombre.

No obstante, ¿podría ser hueca la
Tierra? De nuevo, la respuesta ha de ser negativa. Al contrario de lo
que sucedía con los primeros teóricos de la Tierra hueca, las
propiedades físicas y la estructura del interior de la Tierra pueden
medirse hoy exactamente con sismógrafos y computadoras electrónicas.
Lejos de ser hueca, la Tierra está compuesta de cuatro capas
principales: la corteza, el manto, el núcleo y el nucléolo. La corteza
de granito y roca basáltica tiene un grosor de 30 a 40 km. (mucho más
delgada en las fosas oceánicas). Debajo de la corteza está el manto, que
se extiende hacia abajo durante 2 900 km., y es sólida y compuesta de
silicatos de magnesio, hierro, calcio y aluminio. Y debajo de esto está
el núcleo, que se cree debe estar compuesto principalmente de hierro en
estado de fusión.
Finalmente, a una profundidad
de unos 5.090 km. está el nucléolo, que es posible que sea sólido como
resultado de la congelación del hierro bajo la extraordinaria presión de
unas 3.200.000 atmósferas. Aunque muchos detalles no son más que
hipótesis en espera de que los avances de la ciencia nos permitan
confirmarlas.

La
fotografía es un mosaico de imágenes de televisión tomadas por el
satélite durante 24 horas, que muestran la Tierra desde diversos
ángulos. Las imágenes fueron procesadas por una computadora y unidas de
modo que formasen una vista total de la Tierra como si el observador se
hallase en un punto directamente encima del Polo. Durante esas 24 horas,
todos los puntos en las latitudes ecuatoriales y medias recibieron luz
solar durante algún periodo de tiempo, y aparecen iluminados en la
fotografía compuesta. Pero las regiones cercanas al Polo estaban en ese
momento sumidas en la oscuridad permanente del invierno ártico. Por ello
hay una área no iluminada en el centro de la foto.
Aún
así. Según rumores, lo que sí han fotografiado los satélites han sido
Ovnis entrando y saliendo de los polos. Como si en ellos existieran
puertas. ¿A donde?
Debajo de nuestros pies, se ocultan muchos misterios...
Debajo de nuestros pies, se ocultan muchos misterios...
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