martes, 4 de junio de 2013

Manuel Santillán, el “León” de Latinoamérica

Buenos Aires, Argentina, 1978.
Es una fría noche en el puerto de Buenos Aires, una ligera lluvia humedece la ciudad, el cielo está completamente nublado. Las calles están completamente desiertas. En aquella época, a esas horas, difícilmente se puede encontrar vida en el exterior. Una farola alumbraba muy tenuemente el callejón, el empedrado se ponía resbaloso con la lluvia, los edificios cerrados, puertas y ventanas completamente selladas. Él conocía perfectamente el escenario, había recorrido miles de veces esas laberínticas calles, pero sabía que probablemente jamás lo volvería a hacer.
Manuel Santillán era alto, robusto de cabello largo y negro, el “León” le apodaban. Sus ropas se notaban desgastadas, a esas alturas era lo que menos importaba. Consigo únicamente cargaba su revólver y una fotografía vieja, lo más importante iba en su mente y alma. Los años de resistencia se notaban en su mirada, fija, probablemente desolada, pero siempre apuntando hacia un mejor porvenir. Las circunstancias lo habían llevado hasta ese frío callejón. La realidad lo había conducido a esa lucha incansable por hacer mucho más que sobrevivir.
A lo lejos pudo escuchar los gritos de sus persecutores, lo rastreaban y se acercaban rápidamente. Perdido en sus pensamientos no notó que había topado con pared, no había más camino, no había salida, el momento había llegado. Con la poca luz que había preparó su 9 milímetros y decidió esperar el momento, escondido en la entrada de un edificio. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, la lluvia se hacía cada vez más intensa. Al mirar al primero de los gendarmes decidió salir apuntándole con su pistola, pronto se vio rodeado.
Sin duda era él, llevaban meses buscándolo, por fin habría “ajuste de cuentas”. No hubo tiempo de insultos o forcejeos. No estaban ahí para detenerlo, iban por él. Sin vacilar el sargento abre fuego y le da. La gran explosión retumbó en toda la ciudad, en todo el pueblo argentino. Manuel Santillán cayó herido de muerte. Los oficiales desconcertados miraban al caído poco a poco desangrarse. Con su último aliento, antes de morir, el “León” pronunció: “Queridos enemigos de siempre, hoy dejo este mundo de dolor, nunca se olviden que el llanto de la gente va hacia el mar”.
Los oficiales presentes aquella fúnebre noche, que vieron morir a Santillán, abandonaron el cuerpo policial, prefirieron desaparecer al igual que el “León”. Del caso no se habló más.
El único recuerdo que quedó de Manuel fueron las palabras de un borracho. En un sucio bodegón del viejo barrio de San Telmo, en el mismo Buenos Aires, se cuenta que se vio a un borracho murmurando entre lágrimas las palabras del “León”: “Llanto, dolor, sufrimiento de un pueblo se ahoga y se hunde en el mar, lo dijo el León”.

El verdadero Manuel

Portada del disco “El León” de Los Fabulosos Cadillacs; Fuente: hmvdigital.ca
El pasado es un relato totalmente producto de la ficción, inspirado en la canción Manuel Santillán, el león de la banda Los Fabulosos Cadillacs. El tema fue originalmente lanzado con el disco El León en agosto de 1992. Existen muchas versiones sobre la existencia del famoso “León”. Algunos apuntan que Santillán era uno de los estudiantes que se oponían a la dictadura militar argentina de Jorge Rafael Videla. Otras historias cuentan que este personaje era un hincha de un equipo de futbol y fue asesinado por un ajuste de cuentas. También existe la teoría de que Manuel fue un bandido muy al estilo de Robin Hood, robaba a los ricos para darles a los pobres. Según esa teoría, Santillán era buscado por un comando especial de la policía, fue emboscado y asesinado.
No se tiene prueba documentada de que siquiera haya existido Manuel Santillán, muy probablemente todo salió de la imaginación de los músicos argentinos. Además, el personaje aparece en la canción Matador de los mismos Fabulosos Cadillacs., donde se menciona que ya ha caído y ahora van por el “Matador”. Lo único cierto en la historia de Manuel Santillán, es que vive en el imaginario cultural no sólo de Argentina, de todo América Latina. El “León” representa a todos los caídos en las dictaduras militares que surgieron durante los setentas y ochentas principalmente. Manuel Santillán, el “León”, es la gente.

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