LA
INVOCACION
AUM
Que
mi
habla
se
base
en
mi
mente
y
que
mi
mente
se
apoye
en
mi
habla.
¡Oh,
alma
auto-iluminada!
Manifiéstate
para
mí.
¡Oh,
habla
y
mente!
Ambas
sois
las
bases
de
mi
conocimiento,
por
tanto,
no
lo
destruyáis.
Practicando
este
conocimiento
invierto
mis
días
y
mis
noches.
Hablaré
sólo
de
rit,
lo
natural.
Hablaré
sólo
de
la
Verdad.
¡Protéjeme,
pues!
Protege
al
que
habla.
Protégeme,
protege
al
que
habla,
protege
al
que
habla.
AUM,
paz,
paz,
paz.
Ahora
describiré
el
Nirvana
Upanishad.
****
Yo
soy
el
Paramahansa,
el
cisne
supremo.
El
sanyasin
alberga
las
cualidades
del
estado
último.
El
sanyasin
es
como
un
centinela
impidiendo
entrar
al
deseo
y
a
la
sexualidad.
El
sabio
dice:
“El
principio
del
Paramahansa
es
intocable,
inmodificable
e
indiferente,
como
el
cielo;
su
consciencia
es
como
la
corriente
de
un
río
de
néctar.
Su
naturaleza
es
inextinguible
e
imperecedera.
Está
más
allá
de
toda
duda
y
no
alberga
incertidumbre
alguna.
El
Nirvana,
la
Liberación
última,
es
su
único
objetivo.
Se
encuentra
libre
de
cualquier
tensión
y
en
su
estado,
sólo
el
conocimiento
permanece.
Elevarse
es
su
único
camino.
La
asana
del
sanyasin
—su
esterilla
de
meditación—
no
se
apoya
en
nada.
La
comunión
con
la
Realidad
Suprema
es
su
iniciación.
La
separación
de
lo
ilusorio
es
su
enseñanza.
La
iniciación
es
su
contento
—es
pavan,
es
sagrada.
En
su
propio
interior
ve
los
doce
soles.
La
atención
es
la
protección
del
sanyasin
.
La
compasión
es
su
único
juego.
La
dicha
es
su
mala
—su
collar.
La
solitud
de
su
postura
interna
es
su
cueva.
La
alegría
imperturbable
es
su
único
diálogo.
Sus
limosnas
son
espontáneas.
Se
comporta
como
el
cisne.
El
alma
que
reside
en
cada
ser
vivo
es
el
verdadero
cisne
—ésa
es
su
única
enseñanza.
La
paciencia
es
el
la
bolsa
de
viaje
del
sanyasin
.
La
indiferencia
es
su
taparrabos.
El
pensamiento
consciente
es
su
empleado.
El
Brahma
darshan
—la
contemplación
de
Dios—
es
su
única
graduación
en
Yoga.
La
riqueza
es
su
calzado
y
su
sirviente.
El
anhelo
por
trascender
el
más
allá
es
su
única
motivación.
La
kundalini
es
su
única
fuente
de
energía.
Libre
de
toda
condena
hacia
los
demás,
es
un
jivanmukta,
el
liberado
en
vida.
Incluso
durmiendo,
el
sanyasin
se
halla
absorto
en
lo
Divino.
Mora
en
Brahma,
la
Realidad
Suprema;
Así
es
su
ser:
absolutamente
dichoso.
Se
halla
libre
de
las
tres
gunas,
de
las
tres
cualidades
básicas.
Dicho
estado
es
alcanzado
a
través
de
vivek
–la
atención;
no
es
el
objetivo
de
la
mente
o
del
habla.
Este
mundo
es
transitorio.
El
que
nace
en
él,
vive
como
en
un
sueño
—falso
como
un
elefante
visto
en
las
nubes.
De
la
misma
manera,
tus
deseos
e
imaginaciones
son
el
resultado
del
impacto
del
cuerpo
y
de
sus
sentidos;
son
ilusorios,
como
la
cuerda
que
parece
una
serpiente.
Así
pues,
el
objetivo
es
realizar
a
Brahma,
la
Realidad
Suprema,
poseedor
de
mil
nombres
distintos,
tales
como
Vishnu
o
Brahma.
La
disciplina
es
el
único
camino.
Shunya
—el
vacío—
no
es
solamente
un
símbolo;
es
la
existencia
de
Dios.
El
templo
del
sanyasin
es
el
verdadero
y
experimentado
Yoga.
Sin
conocer
el
Yo,
no
hay
inmortalidad.
El
Brahma
original
es
auto-iluminador.
El
mantra
no
pronunciado
es
el
gayatri
del
sanyasin
;
La
liberación
de
las
impurezas
mentales
es
su
objetivo.
La
cesación
de
la
mente
es
su
bolsa
de
viaje.
Mediante
el
yoga,
el
sanyasin
experiencia
constantemente
el
gozo
del
Yo.
La
única
limosna
por
la
que
suspira
es
esa
dicha.
Incluso
viviendo
en
un
cementerio,
vive
como
en
un
jardín
de
placer.
La
soledad
es
su
única
morada.
Sin
descanso
se
esfuerza
por
alcanzar
la
luz.
Siempre
se
dirige
hacia
la
no-mente.
Su
cuerpo
es
limpio
y
puro.
La
no-dependencia
es
su
refugio.
Sus
actividades
son
como
un
juego,
un
flujo
juguetón.
Dios
es
el
cielo
interior
del
sanyasin
;
éste
es
su
principio
supremo.
Su
sabiduría
reside
en
la
elección
del
lugar
y
la
persona
correctos
en
los
que
utilizar
los
divinos
poderes
de
sama
y
dama
—la
mente
extinta
y
el
cuerpo
disciplinado.
La
unidad
con
el
más
allá
es
su
mensaje
de
salvación.
La
no-dualidad
eternamente
dichosa
es
su
Dios.
El
dominio
de
los
sentidos
interiores
es
la
luz
que
le
guía.
El
abandono
de
todo
miedo,
apego,
pesar
e
ira,
es
la
renuncia
del
sanyasin
.
Tan
sólo
disfruta
del
sabor
de
su
unidad
con
la
Realidad
Suprema.
La
ausencia
de
toda
disciplina
es
todo
su
poder.
Atraviesa
y
se
eleva
por
sobre
toda
ilusión
mundana.
El
mundo
ilusorio
es
mantenido
por
Shiva
y
Shakti,
las
energías
universales
masculina
y
femenina,
que
también
se
hallan
incluidas
en
la
realidad
Suprema
auto-iluminadora.
Los
sentidos
cubren
la
consciencia
como
las
capas
de
hojas
flotan
sobre
una
corriente.
Adopta
la
actitud
del
cielo
para
reducir
a
cenizas
las
capas
de
emoción
y
no-emoción.
Turiya
—el
cuarto—
es
el
yagnopavit
del
sanyasin
—su
rosario
sagrado.
La
absorción
en
sí
mismo
es
su
sikha,
su
moño
de
pelo.
La
renuncia
al
mundo
volviéndose
absolutamente
consciente
es
su
cetro.
Ver
constantemente
la
Realidad
Suprema
es
su
kamandal,
su
calabaza
para
el
agua.
Su
esterilla
para
el
sueño
es
arrancar
todos
los
karmas
—las
acciones
pasadas.
Aquél
que
ha
quemado
su
ego
—su
mundo
de
apego
e
ilusión—
como
en
una
pira
funeraria,
ése
es
el
anahat-angi
—el
intacto,
el
íntegro.
El
sanyasin
se
esfuerza
por
explorar
su
existencia
más
allá
de
las
tres
gunas
—las
tres
cualidades
básicas
vitales—
y
de
esta
forma
aniquila
toda
ilusión.
Quema
su
deseo
sexual;
quema
todo
deseo.
La
resolución
en
cualquier
dificultad
es
su
koupin,
su
vestido.
Vive
en
el
peligro
y
la
inseguridad.
Su
mantra
es
anahat
—
el
sonido
no
producido.
El
no-hacer
es
su
estado
de
ser.
Conociendo
su
propia
naturaleza
mediante
su
conducta
emergida
del
Yo,
encarna
el
moksha
—la
Liberación
última.
Aquí
finaliza
la
necesidad
de
recordar..
Flotar
en
Dios
es
su
comportamiento.
El
brahmacharya,
el
comportamiento
bondadoso
y
la
paz
son
el
único
tesoro
del
sanyasin
.
Sanyas
es
la
renuncia
a
todo
lo
que
ha
nacido
de
aquello
que
uno
ha
aprendido
en
el
brahmacharya
—la
primera
etapa
de
la
vida—
y
en
el
vanaprashahrama
—la
tercer
etapa
de
la
vida.
Al
final,
todos
los
cuerpos
se
disuelven
y
uno
mora
para
siempre
en
la
Realidad
sin
forma.
éste
es
el
darshan,
la
visión
del
nirvana.
Este
misterio
es
tal
que
no
debería
ser
entregado
a
nadie
excepto
a
un
discípulo
o
a
un
hijo.
Aquí
termina
el
Nirvana
Upanishad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario