La
orden
Ñingma
fue
fundada
en
el
S.
VIII
a
partir
del
legado
de
los
primeros
introductores
del
budismo
en
el
Tíbet.
Tiene
el
poder
y
la
simplicidad
característicos
de
todas
las
instituciones
fundacionales,
y
entre
los
tibetanos
existe
un
dicho
según
el
cual
las
enseñanzas
ñingmas
eran
para
casi-budas.
Sin
duda,
los
primeros
ñingmapas
se
distinguían
por
su
inteligencia,
una
energía
y
una
dedicación
casi
sobrehumanas.
Padmasambhava
y
los
otros
maestros
ñingmas
fueron
los
primeros
en
someter
las
deidades
de
la
naturaleza
del
Tíbet
y,
probablemente
a
causa
de
esto,
los
ritos
ñingmas
todavía
son
utilizados
directa
e
indirectamente
por
las
otras
órdenes
en
los
esfuerzos
por
mantenerse
en
armonía
con
el
entorno.
La
orden
Sakya,
que
surgió
a
mediados
del
S.
XI,
tenía
una
actitud
crítica
respecto
a
la
segunda
transmisión
del
budismo
en
el
Tíbet.
Sus
fundadores
descienden
de
los
primeros
discípulos
de
los
maestros
indios
Padmasambava
y
Shantarakshita.
Los
sakyapas
no
solo
se
distinguen
por
su
bondad
y
santidad,
sino
también
por
su
profundidad
de
realización
y
por
una
vasta
erudición.
Los
fundadores
de
la
orden
procedían
de
una
familia
de
las
clases
dirigentes,
los
Khön,
de
la
región
meridional
de
Tsang,
los
cuales
aportaron
una
gran
habilidad
organizadora
a
la
administración
de
los
primeros
tiempos
de
los
sakyapas.
La
contribución
de
la
orden
sakya
ha
sido
enorme
en
lo
referente
a
la
educación
de
monjes
y
monjas,
a
la
traducción
y
edición
de
numerosos
textos
budistas
clásicos
y
a
la
redacción
de
tratados
de
una
extraordinaria
belleza
y
lucidez;
también
destacan
por
haber
encargado
importantes
obras
de
arte
e,
incluso,
durante
los
tiempos
difíciles
del
imperio
mongol,
por
haber
sabido
gobernar
con
gran
prudencia
y
humanidad.
La
orden
Kagyu
fue
fundada
en
el
S.
XI
por
el
traductor
Marpa
(1012-1098)
y
por
el
santo
y
poeta
tibetano
Milarepa
(1040-1123)
a
partir
de
las
enseñanzas
esotéricas
y
contemplativas
derivadas
de
los
mahasidas
indios
Tilopa
y
Naropa.
Su
gran
atractivo
reside,
pues,
en
la
fuerza
de
sus
tradiciones
yóguicas
y
en
el
brillante
carisma
de
sus
maestros.
Los
kagyupas
originaron
las
pautas
budistas
de
liderazgo,
distintivamente
tibetanas,
basándose
en
lamas
reencarnados
de
santidad
especial,
con
lo
que
rompieron
la
pauta
de
dominio
por
parte
de
una
familia
dirigente
tradicional
e
hizo
posible
su
amplia
propagación
geográfica.
La
orden
Gelupa
se
llama
a
veces
el
nuevo
Kadam,
en
reconocimiento
del
hecho
que
su
fundador,
el
activo
visionario
Tsong
Khapa
(1357-1415),
se
consideraba
a
sí
mismo
el
renovador
de
las
enseñanzas
del
gran
maestro
bengalí
del
S.
XI,
Atisha.
Inspirado
por
el
futuro
Buda
Maitreya,
Tsong
Khapa
hizo
todos
los
esfuerzos
posibles
para
garantizar
que
la
enseñanza
budista
siguiese
llegando
a
un
público
cada
vez
más
amplio.
Sus
enseñanzas
destacan
por
su
carácter
aglutinador,
ya
que
derivan
de
las
enseñanzas
prácticas
de
todas
las
órdenes
tibetanas
anteriores
(...)
las
enseñanzas
de
la
orden
Gelupa
fueron
ideadas
para
adaptarse
a
la
gente
más
sencilla.
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